CR19, Día 1: Héroes y poetas, magos y profetas

El Festival más importante del rock argentino celebró su edición 19º, con dos jornadas multitudinarias: más de 110 mil personas presenciaron un nuevo Cosquín Rock bajo el cielo del Aeródromo de Santa María de Punilla. En épocas de recesión, Cosquín Rock decidió abrir el abanico de propuestas y colocar en escena un menú mucho más allá del rock vernáculo: trap, freestlyle, hiphop y hasta música electrónica resultaron opciones atractivas, con muy buena recepción en el público.

Escenario Norte. El sábado 9 pasadas las 14hs el festival de montaña abría sus puertas con remeras de regalo para los primeros asistentes. En el escenario Norte, los mexicanos No Tiene La Vaca y Machingón fueron los encargados de dar el puntapié. Al igual que el año pasado con Panteón Rococó, forman parte del intercambio con la edición Guadalajara del Festival. Con chistes y máscaras al mejor estilo lucha libre, los Machingón divirtieron a los primeros que desafiaron al calor con una versión libre de “Blitzkrieg Bop”.

Luceros del Ojo Dáltonico, el grupo oriundo de Bahía Blanca fue una de las gratas apariciones. Cultores del rock and roll, tuvieron su hinchada haciéndose escuchar. Después de varias ediciones ausentes, Pier volvió al escenario principal. Los hermanos Cerezo armaron un set sin respiro y con sus canciones más festejadas: entre ellas “Jaque Mate”, “Sacrificio y rock and roll” y el cierre con “El Narigón del Barranco”. Mención aparte para una conmovedora versión de “La ilusión que me condena”, dedicada a la memoria de Emiliano Sala, el delantero de Nantes fallecido en un trágico accidente en el Canal de la Mancha.

Pasadas las 17hs, detrás del escenario había movimientos y ajustes a contrarreloj en la técnica. Es que el micro que traía a Guasones que, tras un largo viaje, se subió al escenario. Sin pruebas, se despacharon con un show repleto de hits y coreado por una multitud ya estaba dentro del predio. “Pobre tipo”, “Como un lobo”, “Infierno blanco” fueron algunos de ellos. Facundo Soto, saludó y se despidió con un “buenas noches…” cuando el sol era más que intenso.

En gira de presentación de “Destilar”, La Vela Puerca ofreció un extenso concierto pasadas las 18. Con disco nuevo bajo el brazo, el show se encolumnó detrás de canciones como “Velamen”, “Casi todo”, “De rojo y negro” o “Mi diablo” y aunque el público esperaba clásicos, el show se hizo un tanto terso. Para el cierre, el Enano Teysera desenfundó los hits: “El Profeta”, “Mi semilla” y “Llenos de magia”, explotando el predio del Aeródromo.

A continuación, cuando la tarde caía, fue el turno de la otra gran banda uruguaya: No Te Va Gustar. Liderados por Emi Brancciari, apostaron por una lista que recorrió todos sus discos “Cero a la izquierda”, “Con el viento” conectados con hits más recientes como “Sin pena ni gloria” o “Pegame más fuerte”. Aunque, también hubo lugar para homenajes al rock argentino: “Verte reír” la engancharon con “Mañana en el Abasto” de Sumo y “Te voy a llevar” con el himno redondo “Todo un palo”. La noche aún tenía mucho más que ofrecer con la participación de Las Pastillas del Abuelo (versionaron con “La parabellum del buen psicópata”) y Las Pelotas, con asistencia perfecta a festival en sus 19 años.

Bajo un cielo estrellado, Skay Beilinson hizo su presentación en CR19 y esta vez con una grata novedad: “Esta es una noche mágica, con ustedes Richard Coleman a quien sumó como segunda guitarra en Los Fakires. Coleman ha tenido una destacada participación junto a Charly García, Soda Stereo y sus dos grandes bandas: Fricción y Los 7 Delfines. Sin dudas, la música de Skay ganó un peso decisivo. En la batería, Leandro Sánchez que si bien ya toca hace meses, hizo su estreno ante una multitud de unos 60 mil espectadores. La poesía de sus canciones invita a un viaje que recorre la historia “Arcano XV”, el viaje espacial “Aplausos en el cosmos” y la aventura terrenal “El redentor secreto”. Por supuesto también esta incluido el sonido de Patricio Rey: “Oda a la sin nombre”, “Criminal Mambo” y “Jijiji”, el protagonista de toda hazaña.

Escenario Sur. Una de las grandes apuestas de la producción del festival. Aglutinar gran parte de la nueva camada del pop/rock. Algunas bandas que vienen desarrollando una carrera de ascenso como Perras on the Beach y Telescopios hicieron la apertura de este escenario. Cuando el calor era insoportable, Joaquín Levinton al frente de Turf, tuvo un miniset que no desaprovechó: “Loco un poco”, “Magia blanca” y un cierre que se hizo viral, con un jocoso pogo para “Yo me quiero casar…” demostrando el carisma de Levinton.

Louta y Usted Señálemelo demostraron porque ya están para los grandes escenarios, luego de consagrarse en festivales como La Nueva Generación. El Kuelgue ya domina multitudes y suma adeptos en cada presentación por Córdoba. Aunque el concierto tuvo algunas deficiencias como el bajo sonido, Julián Kartun, Santi Martínez y sus amigos de dedicaron a entretener. “Circunvalación”, “Bossa & People” y una delirante versión de “Cristo es Marquitos Di Palma” fueron las canciones más festejadas.

El Mató un Policía Motorizado regresó a Córdoba luego de un año, donde tuvo una gran participación en el CR18. El combo platense ofreció concierto prácticamente a oscuras, con pequeños juegos lineales de luces y humo. Eso los hizo distintivos, aun así, canciones como “El Tesoro”, “Masomenos bien” y “Mi próximo movimiento” ya se inscriben como populares. Por su parte Los Espíritus, transitan una repercusión similar a El Mató, aunque con reiteradas visitas a Córdoba donde buscan generar más presentaciones al interior. En un previsible setlist, se destacó “El árbol de los venenos”, una nueva canción, aun inédita.

Pasada la medianoche, Babasónicos una vez más expuso la solidez de sus shows. Repasando canciones de todos sus discos, hubo gran variedad. El trabajo en pantallas fue soberbio y Adrián Dárgelos demostró porqué es un cantante tan carismático como detallista en su vestuario. Algunas perlas fueron “Patinador sagrado”, “Desfachatados”, “Y qué” y “Putita”.

Mientras transcurría la madrugada, el público entró en renovación. Los escenarios fueron cerrando y un fluido grupo de amantes de la música electrónica vibraron al son de Knowbru, Chicola & Nielsen y el muy esperado set de Nick Warren. Cuando amanecía, el predio presentaba dos caras: la desolación del escenario norte y el “show must go on” de los dee jays.

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